"En 1918 los rojos le habían parecido hombres que poseían una Idea. Ahora era la Idea la que poseía hombres y trenes blindados y tierras. Por lo poco que Mutz sabía, hombres que habían poseído esa Idea seguían discutiendo acerca de qué era la Idea; y eso era algo que la Idea -ahora que poseía sus propios hombres, trenes blindados y tierras- difícilmente iba a tolerar por mucho tiempo."
Estamos en Siberia, en el turbulento tiempo que siguió a la Revolución de Octubre, en un pequeño pueblo de fanáticos religiosos que viven entregados a su religión y a la vida comunal y que se verá sacudido no por la compañía de soldados checos que se han acantonado allí o por los soldados rusos del soviet ferroviario, sino por un sanguinario caníbal supuestamente escapado de un remoto campo de concentración.
James Meek ha ganado el premio Ondaatje 2006 con esta novela que consigue crear claustrofobia incluso en un lugar tan amplio como lo es la tundra siberiana. Con una técnica un tanto oblicua que no ayuda a concretar del todo algunas escenas del principio pero que alcanza un ritmo que no te permite soltar el libro, ha creado una historia al estilo de la narrativa rusa clásica.
Por amor al pueblo, de James Meek. En estas bibliotecas
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