Con "El país donde nadie muere", Ornela Vorpsi nos propone una vista a una tierra insólita, donde los cuerpos de los hombres, hartos de comida y regados con aguardiente, descansan en una siesta eterna, solo interrumpida por el paso fugaz de una falda que cubre piernas y caderas de ensueño. Entramos en Albania y corren los años setenta del siglo pasado, una época marcada por la dictadura de Enver Hoxha y las consignas huecas de un partido que se niega a mirar de frente a la realidad, mezclando chulería y orgullo patriótico en el plato roto del gobierno.
Quien habla al principio es una niña, hija de un padre que ahora languidece en la cárcel y de una madre que lleva su hermosura como una maldición, pues en ese país donde el machismo impera y el odio se vende a granel, su cuerpo bien dibujado es casi un delito. La niña crece leyendo libros a escondidas, y con ella maduran las preguntas que nadie quiere contestar; solo la rabia y el humor feroz que siempre la acompañan le permitirán huir por fin a otra realidad y empezar una nueva vida, sabiendo muy bien que la muerte ahí está, y no perdona a nadie.
El país donde nadie muere. Ornela Vorpsi. Lumen, 2006.
Leioako Udal Liburutegia
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