2008/06/19

El sindicato de policía yiddish, de Michael Chabon











Michael Chabon, que ya logró el premio Pulitzer por su novela Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, vuelve a la carga con una novela ambientada en el sur de Alaska.

En el mundo alternativo que el autor recrea en esta obra, Israel no existe. Al finalizar la II Guerra Mundial, Estados Unidos entregó a los judíos un territorio en Alaska para que pudieran tener un estado propio, pero llega el plazo para que dicho territorio revierta a su propietario inicial (como pasó con Hong Kong) y el ambiente está un poco revuelto.

Será en estos tiempos tan difíciles cuando el alcoholizado detective protagonista tenga que resolver el crimen del ocupante de la habitación de al lado (después de haberse separado de su mujer vive en un hotelucho).

Un libro que nos ofrece una visión muy diferente a la que estamos acostumbrados de la comunidad judía.

El sindicato de policía yiddish, de Michael Chabon. Lo puedes encontrar en estas bibliotecas / liburutegi hauetan.




También te pueden interesar:

  • El ejército de un hombre solo, de Moacyr Scliar. El protagonista de esta obra y sus amigos, todos emigrantes judíos-rusos en Brasil, deciden crear una colonia socialista con la intención de crear una "nueva sociedad"

  • Drop City, de T. C. Boyle. En este caso, no son judíos, son un grupo de hippies que, después de ser desalojados de la granja en la que vivían, deciden ir a Alaska para mantener la comuna.

Leioako Udal Liburutegia


2008/06/18

Una lectora nada común

"¿Se imagina a la Reina de Inglaterra escogiendo un libro en las estanterías de un camión convertido en biblioteca ambulante de barrio? ¿Puede concebir a Isabel II como una empedernida lectora, cuya afición comienza a cambiar su escala de valores, preocupando al "establishment" del gobierno británico? Con esos originales mimbres Alan Bennett nos ha propuesto su última novela, "Una lectora nada común".

(...) Bennett retrata esa experiencia lectora con un amable tono de comedia, en ocasiones como inteligente sátira. Aprovecha para poner en boca de sus personajes opiniones sobre clásicos y contemporáneos. No es difícil moverse del sillón al leer rápidas e incisivas valoraciones de Proust, pero también de Nancy Mitford o Henry James. Los diálogos, de antología, como la reflexión del estirado secretario real al conocer la nueva afición de su jefa: "Leer es retraerse. No estar disponible. Sería más fácil de asimilar si fuera un actividad... menos egoísta".

Una protagonista creíble, bien contruida, que no cuesta imaginar tomando el té o hablando en plural mayestático. Giros inesperados y un final brillante. ¿Qué más se puede pedir? Quizá una novela más voluminosa, pues a pesar de la profundidad creativa, su brevedad deja un suave poso, una impresión de divertimento que nos hace echar de menos más páginas".

Andrés Merino, Revista de Arte Logopress, 19/05/2008

Bibliotecas con Una lectora nada común

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